Las Casas de Indianos

Año 1900

El comienzo del siglo XX puede considerarse uno de los momentos de mayor desarrollo de la villa. En 1900, en Lanestosa vivían más de 700 personas, cuatro médicos y un boticario cuidaban de su salud, se mantenían activos cuatro molinos y se realizaban explotaciones mineras en terrenos mancomunados con el Valle de Karrantza. Los ciudadanos podían disfrutar de un casino y un teatro y, más tarde, de un cine; se disponía de matadero, lavadero y calero; asistían a la escuela más de 150 niños y se fundó una banda de música.

En la primera década de este siglo, la antigua calle Laredo (actualmente Manuela Sáinz de Rozas) se va conformando en un pequeño ensanche o arteria principal donde se edifican sobrias e imponentes casas de indianos, nestosanos que habían hecho las américas y a su vuelta construían grandes mansiones contratando a los mejores arquitectos de la época. Tal es el caso de Eloy Martinez del Valle o José Ramón Ortiz Portillo. Como ejemplo señalar que Martinez del Valle, autor del Casino de Santander, desarrolla el proyecto de la Casa Vizcaya en la Villa.

La mayoría de los indianos emigrantes a su vuelta, mantuvieron sus costumbres más o menos extravagantes, sus inquietudes culturales, su interés por el progreso, sus actitudes de nuevos ricos, sus llamativos coches, su innovadora forma de vestir, etc. contribuyendo a dar un brillo especial al municipio que acabó teniendo un aire un tanto señorial, que aún hoy es perceptible. También colaboraron en la construcción de la escuela y del teatro, obras de caridad, etc.

​La Casona

Es una de las casas nestosanas más espectaculares. La mandó construir en indiano Ramón Gallo Gutiérrez en 1872, pero en 1875, cuando aún no estaba concluido por dificultades económicas éste se lo vendió a Juan Sainz de Rozas Gutiérrez por 40.000 pesetas de la época. Juan era el mayor de 10 hermanos que acababa de regresar a su pueblo tras un largo período de emigración en Filipinas. Se había casado allí con una filipina y regresó viudo y con dos hijas Manuela Francisca (Manila 1.853) y Luisa Bernarda. Él junto con otros tres de sus hermanos varones (Galo, Benito y Vicente) tuvieron en Filipinas una fábrica textil y negocios de banca con los que acumularon una gran fortuna.

Su hermano Antonio Galo Sainz de Rozas Gutiérrez tras casarse en 1878 con su sobrina Manuela Francisca se instaló definitivamente en Lanestosa. Ya en su pueblo natal, los dos hermanos vivieron de las rentas de sus negocios en Filipinas que continuaban allí en manos de sus otros hermanos Benito y Vicente.

El edificio se terminó de construir en 1880. Se trata de una casa de grandes dimensiones pero muy sobria en cuanto a su diseño. Consta de tres alturas, en su fachada principal destacan las impostas que separan las diferentes plantas y la herrería de ventanas y balcones, y en la fachada posterior una gran galería de madera.

A su lado está la Casa Vizcaya. Edificada entre 1910 y 1915 sobre planos del arquitecto Eloy Martínez del Valle por una de las hijas del dueño de La Casona, Manuela Sainz de Rozas, con el objetivo de que se convirtiera en vivienda de su primogénito. El inmueble fue bautizado como “Vizcaya” pero actualmente esta denominación está en desuso.

Sigue la casa de José María Valerdi Murúa natural de Lanestosa donde nació en 1845. Huérfano de padres emigró a Guatemala donde destacó con el comercio. Regresó en 1880 con su familia. En un principio residieron en otra vivienda de la calle Correo, pero al crecer la prole familiar (hasta seis hijos) decidió construir esta otra.

Un poco más adelante, en esta calle y tras pasar enfrente del Ayuntamiento se llega a una atractiva mansión de aire claramente indiano, impulsada por Pedro Martínez González, quien emigró de joven a Cuba donde llegó a tener un tostadero de café y un almacén de ferretería. En Cuba se casó con Olimpia de la Paz, y ya con 43 años en 1896 decidió regresar con su mujer e hijos para instalarse en Lanestosa, donde construyó esta casa que se inauguró en 1901. El edificio es de planta rectangular y aunque sobrio cabe resaltar la fachada principal en la que destacan el portalón, la galería y un balcón. La casa estaba rodeada por un jardín con varios edificios secundarios de los que hoy solo queda el que era la vivienda de los guardeses.

Dentro del casco urbano, concretamente en la Calle Real está la Casa Sobera. Su dueño era nestosano (1884) y emigró muy joven a México donde acumuló una importante fortuna gracias a varios negocios de fábricas de licores, minas de cobre y ganaderías. Falleció en México en 1947, pasando el edificio a ser residencia de sus descendientes. Estilísticamente el edificio entronca, en buena medida, con el racionalismo dada su desornamentación, la abundancia y amplitud de los vanos y la presencia de numerosas ventanas de guillotina que solo habían aparecido en Lanestosa en algunas galerías.

Y la última casa sugerida, enfrente de este último chalet, es la Casa Gaspar Sainz de la Calleja, que después de hacer fortuna en México regresó a España, se instaló en Madrid y construyó esta casa para pasar las vacaciones. La casa, muy sobria, siendo los únicos detalles destacables las impostas de separación de las plantas y los esquinales de sillería así como la gran galería acristalada de un lateral. Tiene su entrada principal por la calle de la Arena,  que corresponde con el tramo meridional de la carretera que cruza el pueblo.